Hoy tenía que hacer un trámite novedoso y que me resultaba completamente ajeno: ir al banco.
En persona.
Pero no a mi banco, sino al Banco Nación.
Parece que para pagar ciertas cosas hay determinadas entidades habilitadas. Mirá vos.
Nuestra primera oficina de psicofxp estaba ubicada en el quinto piso de un edificio en Diagonal Norte. Era un edificio antiguo, adusto, pero muy bien mantenido. El típico edificio con arquitectura de la city porteña.
Una noche, después de un partido de Sector 7G, me encuentro con un amigo de mi hermano en el buffet del Club Tucumán. Matías había sido compañero de Axel durante toda la primaria, venía a casa casi todos los días y en esa época estábamos más o menos al tanto de su vida y de su familia. Así que cada vez que lo veo en el Club lo saludo con mucho afecto, porque es un pibe bárbaro y lo aprecio mucho.
Esto ocurrió hace unos años, en una época que estaba buscando una persona para el puesto de Analista. Habían llegado decenas de curriculums y luego de leerlos todos, había separado algunos para entrevistarlos personalmente.
A cada candidato le enviaba un mail personal bastante informal para acordar una entrevista, luego de la cual decidía si seguir adelante o no. Un sistema que siempre me había dado resultados. Salvo aquella vez…
Esta historia sucedió en dos partes, un viernes y un miércoles a fines de agosto de 2012.
Los protagonistas son dos conocidos del Club Tucumán, un club en Quilmes donde juego con Sector 7G desde hace 10 años.
Ambos diálogos los transcribí inmediatamente después de haberlos tenido, pero recién ahora le pedí permiso a Ale para publicarlo. Obviamente Ale y Oscar tienen un excelente humor y no tuvieron dramas, así que acá va:
En 2013, después del cierre de psicofxp, me sumé a un proyecto que habían iniciado Isma y Ariel. Cómo sucede al inicio de casi todas las startups, no teníamos oficina y nos juntábamos en el DOT, todos los lunes a las 19:00.
El primer día que arranco, estoy subiendo por las escaleras del shopping y me suena el teléfono.
La semana pasada Diego tenía que dar un exámen de programación estructurada en la facultad. Un par de días después, quiso consultar la nota por internet y se encontró con que el 7 obtenido no era el resultado que esperaba. Se comió un gaste importante de todo el devteam, así que se fue a su casa masticando bronca.